jueves, 11 de julio de 2024

Proyecciones en Mi Arte

 Es difícil fluir cuando el entorno exige ferozmente estructura.

La pintura en acuarela es para mí el arte más difícil de dominar. El agua no se deja acorralar dentro de límites estáticos y, por lo tanto, hay que saber dejarla en libertad.

Cuando pinto acuarelas me cuesta respetar sus libres reglas:
- En esta técnica no se usan delineados rígidos.
- El color negro no se usa en acuarela.
- Los espacios blancos se respetan desde el inicio.
- Los colores intensos contrastan con la suavidad del degradado en el agua.
- Algunas veces las aguas de dos formas adjuntas se mezclan, otras veces el corte del color puede ser agudo y seco.
- Y,  por supuesto, el diseño y la perspectiva se consideran en cualquier forma artística.

Pero mi arte suele ser intuitivo, meditativo y proyectivo. Su función es liberar mis sentimientos profundos para que yo pueda observarlos en el papel. Quien ve mis obras puede ver pedacitos de mi alma en un recorte limitado de tiempo.

Justo ahora que el acusador me acusara injustamente de tener una endija pequeñísima en los límites de mi estructura, justo en el momento en que decidí reestructurar los límites para sentirme más protegida, justo en este momento de delinear algunas áreas de mi vida para que no se menosprecie mi aporte honesto y noble, justo ahora, se me ocurrió, sin analizarlo bien, comprar un buen juego de pinturas acuarelas y ponerme a pintar con ellas.

Como mi esfuerzo cotidiano me lleva a la estructura desde hace más de un mes, me ha resultado difícil desempeñarme en el agua.

Les enseño tres ejemplos:
Esta pintura rígida, delineada con negro y en cuadrados desordenados, muestra mi imposibilidad de fluir con el agua en el momento en que me estoy resguardando.



Luego intento una pinturita intencionalmente libre, y muestra mis deseos más reprimidos. Observo la pintura y no cumple ningún sentido de diseño lógico, tal cual yo quisiera sostenerme.



Hago un tercer intento y me parece que logro aplicar las reglas del agua, pero es evidente mi molestia  y desconfianza en los ojos evasivos del personaje.



Después de pintar me observo, y sé que el entorno está demandando una rigidez determinada que hace que mi alma sufra al perder la oportunidad de interactuar en contactos más puros y genuinos; porque sé que las interacciones con un poquitín de entrega personal sanan más. Pero sé que no todo el mundo está listo para recibir mis perlas más brillantes; y no a todos les gusta la pureza de un alma humilde que puede compartir hasta lo más débil de su andar.  Muchos necesitan la fuerza rígida de palabras un poco más neutras, distantes y frías: las palabras de un protocolo de pasos a seguir y no de la experiencia que da esperanza.

De la manera más humilde, respetuosa y amorosa que puedo, si se me piden protocolos, entregaré protocolos, aunque las pinturas finales no sean tan hermosas para mí como mi arte intuitivo. 

viernes, 31 de mayo de 2024

MI LUGAR SEGURO ES LA FE

 Mi Lugar Seguro Es La Fe

Por María Antonieta Campos Badila


Hace tres años hice la anterior entrada a este blog. Había reflexionado entonces sobre la necesidad de contar con un lugar seguro, y quedé con este tema en mi mente dando vueltas como un satélite todo este tiempo. Mientras me dedicaba a otras cosas, supongo que lo resolví:

Tras los cambios en el funcionamiento social, laboral y económico que implicó la pandemia, hubo tiempo de encierro y reflexión suficientes para poder reconocer en mí dos cosas:

  1. Que me gusta trabajar ayudando a otros, poder salir un rato de casa, interactuar con personas de forma pacífica, alegre y segura.
  2. Que lo que más he disfrutado en la vida es trabajar con niños, aunque hice mi doctorado con personas mayores.

Un día, mientras estaba de viaje en NY me hicieron una llamadita de una escuela cristiana para ofrecerme un puesto como psicóloga educativa y dije que sí.

Empecé mis labores en este pequeño faro de luz en noviembre de 2021. Era un puesto para licenciados, usualmente recién graduados por el salario que pagaban. Pero se requería cierta experiencia para abordar la gran diversidad y complejidad de problemas psicoeducativos que afrontaban los niños que pasaron meses recibiendo lecciones virtuales encerrados en sus casas con sus familias. Entonces, acepté un puesto que no pagaría mi doctorado, pero que prometía devolverme a lo que amo: la ternura de la humanidad en su máximo esplendor; es decir, la ternura de la niñez.

En estos tres años, en esa escuelita, he enfrentado muchos más retos profesionales que en toda mi carrera, y he tenido que estudiar, investigar, esforzarme y responder de maneras muy creativas a estas situaciones. Los siguientes temas han sido recurrentes en mi trabajo:

Sentido de vida y fe: He atendido un alto porcentaje de niños con ansiedad y depresión, que han manifestado su deseo de morir; he tenido que dar tales noticias a sus padres y recibir de vuelta todo tipo de reacciones violentas de negación y ataques culpabilizantes: "Eso no es cierto; los psicólogos no saben nada; usted debió hacer esto o aquello...", para luego irse calmando y aceptar la referencia a profesionales en medicina, psiquiatría o psicología clínica que pudieran dar apoyo de emergencia. Y por supuesto, estos casos demandaron mucho trabajo espiritual en relación con el desarrollo de un sentido de vida y fe; así que el acompañamiento en la escuala para estos niños debía estar cargado de mucho amor y mensajes coherentes entre la fe cristiana y la conducta solidaria en la cotidianidad. Después de estos esfuerzos, he visto a estos niños mejorar, levantarse, y alegrarse en su cotidianidad de nuevo.

Seguridad en lo social: He atendido también a muchos niños con sed de atención y protección, niños que prefieren encerrarse en cuatro paredes de una oficina con tal de estar acompañados de un adulto protector que salir a jugar al patio de la escuela; niños que tienen miedo de enfrentar, confrontar, equivocarse o ser criticados; son niños que creen que requieren de la estructura inflexible del mundo adulto para hacer las cosas bien. He aprendido a recibir a estos niños y jugar, jugar y jugar, modelando la infinita flexibilidad creativa que les ha sido otorgada y la multiplicidad de posibilidades en los juegos de roles que escojan; en donde no hay una única forma buena de hacer las cosas, sino muchas, y en donde cada quien puede escoger que rol desempeñará en el juego y eso está bien. Dios nos hizo a todos distintos y así, como cada uno es, está bien; respetar esa gran diversidad está bien.

Organización, concentración y logro: He visto también muchísimos niños que nos saben en qué concentrarse, a cuál de todas las informaciones atender, cómo organizarse para aprender. Papá y mamá no son pedagogos, en casa ayudaron a los niños a seguir sus estudios virtuales, sin conocimiento alguno de mnemotécnicas, estrategias de aprendizaje, balance en la rutina, etc. Un momento para sentarse con ellos y dar instrucciones individuales: Sacar primero el cuaderno y el lápiz, sentarse bien, mirar hacia el frente, ¿cuál es la instrucción? (hacerse preguntas), una vez claro el objetivo avanzar hasta alcanzarlo, concentrarse, concentrarse, concentrarse (aunque a veces requiera un recordatorio del profesor para retomar). Una actividad académica bien terminada alegra el corazón de un niño. La sensación de logro ayuda a los niños a sentirse en control de sus vidas. Enseñar valores de disciplina y esfuerzo en estrategias para el aprendizaje (en cualquier campo), eso también es alimento positivo a la fe.

Autorregulación: Muchos niños no logran discriminar los niveles adecuados en su volúmen de voz, amplitud del movimiento propio en el espacio disponible, velocidad, precisión y fuerza en la competencia y en la colaboración; es más, muchas veces no logran discriminar cuándo se espera de ellos que compitan y cuándo se espera que colaboren. Para esto, la estrategia que más me ha servido es la aplicación de juegos rítmicos: Volver a cantar rondas, cantos con las manos, bailes sincronizados, etc. Y a la par de estos juegos, me ha ayudado mi preciosa compañera Mía: una hámster hembra, que en mi oficina enseña a los niños a regular sus impulsos con tal de poder levantarla en sus manos y disfrutar su ternura. Así como tratamos a Mía tratamos a los demás, porque somos criaturas vulnerables y todos necesitamos amor. 

Supongo que muchos otros temas que he trabajado valdría la pena mencionar aquí; pero estos cuatro se repiten una y otra vez, caso tras caso; y pensé que quizás algunos que también trabajen con niños querrían reflexionar en ello. 

Al regresar a las escuelas los niños necesitaban sentirse seguros, había que construirles un lugar seguro.

Trabajando con los niños no hubo más remedio que definir claramente cuál es el lugar seguro que prefiero y, por supuesto, no encontré mejor respuesta que esta: mi lugar seguro es, definitivamente, la fe: Fe en Dios, fe en la propia capacidad de regulación, fe en las propias habilidades de interacción, fe en el sentido bueno y positivo de la vida y de todo lo que pueda ocurrir en ella.




viernes, 21 de junio de 2013

El pensamiento social ilustrado y su inspiración a la educación Latinoamericana

En el siglo XVII, los franceses y los ingleses comenzaron a cuestionarse las  estructuras monárquicas y eclesiásticas de poder que avalaban la tiranía y el control social.  Varios fueron los pensadores que hicieron planteamientos que cuestionaban las ideologías eclesiásticas y centraban al ser humano en su propia capacidad racional (Barrueta, A. 2012):
·         A mediados de este siglo René Descartes hizo aportes muy importantes a disciplinas como las matemáticas, física y geometría, haciendo un énfasis incuestionable a la razón  como esencia de la existencia humana con el método cartesiano; fue por esto que se le consideró el padre de la filosofía moderna.  
·         Baruch Spinoza, D’alembert, Diderot y Gottfried Leibniz publicaron obras diversas que evidenciaban la manipulación de la iglesia y los monarcas al replantear las explicaciones del mundo con fundamentos racionales.
·         John Locke le dio importancia al conocimiento del mundo a través de los sentidos y no por medio de la intuición o la deducción.
·         Pierre Bayle se opuso a las supersticiones del clero. 
·         Por su parte, Montesquieu y Thomas Hoobes se refirieron a nuevas formas de organización del Estado, apropiadas para promover el orden en las interacciones sociales.
·         Jean Antoine Condorcet volvió su mirada a la satisfacción de las necesidades y el respeto de los derechos de los grupos desposeídos, especialmente las mujeres.
·         Rousseau en el Emilio, planteó una nueva visión para la educación; por primera vez se habló del niño como un ser con características particulares que debían ser potenciadas para su vida adulta; su obra dio un vuelco a la noción de métodos de enseñanza. Las ideas de Rousseau también modificaron la visión política, pues fue a partir del Contrato Social que  se otorga importancia a la democracia y a la necesidad de respetar la voluntad general de los ciudadanos y el bien común.
·         Otros pensadores como Inmanuel Kant, Friederich Hegel, Karl Marx, Voltaire, y Benito Jerónimo Feijoo, influenciaron con sus ideas el pensamiento latinoamericano en los ámbitos filosófico, político y educativo.
Todas estas ideas influenciaron fuertemente a Latinoamérica durante el siglo XVIII; especialmente en Venezuela, por medio de Simón Rodríguez y su discípulo, Simón Bolivar. Freire, Figueroa y Martí, también han fundamentado muchos de sus aportes en los pensadores de la Ilustración (Barrueta, A. 2012); quizás con nociones más vagas o desgastadas, pero sin duda, producto del fundamento que sostiene la estructura de nuestro sistema educativo.
Simón Rodríguez y Simón Bolivar se referían al lema “luces y moral” como una forma de promover el uso de la razón y los valores en la organización de la vida social; adoptaron los ideales de libertad, igualdad y fraternidad y los postulados de Juan Jacobo Rousseau, e impregnaron a toda Latinoamérica de una visión crítica y un sentido de lucha solidaria por la libertad.
Rodríguez estableció una relación entre la razón, el saber y el poder, por lo tanto, el único medio para que los pueblos alcanzaran la libertad debía ser la educación. Hoy, Carlos Rojas Osorio (APSE, sf) establece una similitud entre la idea de “la luz de la razón” de Simón Rodríguez y el concepto de “concientización” del que habla Freire en el siglo XX.
Si bien, ideológicamente las ideas de la ilustración y las propias del siglo pasado o actual no pueden ser homólogas; la comparación de Rojas Osorio recuerda  el esfuerzo continuo y emancipador del dogmatismo religioso y la influencia que continúa ejerciendo la iglesia, las dictaduras, los poderes totalitarios, etc. en la educación latinoamericana. Este esfuerzo es el que caracteriza la historia educativa latinoamericana; una historia de un currículum para el mantenimiento de las estructuras de poder y de las luchas de grupos selectos que proponen el uso de la razón como forma de liberar al pueblo de la ingenuidad y la ignorancia que los hace vulnerables.

Bibliografía
Barrueta, A. (2012) Influencia de la Ilustración en los antecedentes del pensamiento educativo latinoamericano. Educación y Cambio. En: Educar para vivir. Recuperado el 21de junio de 2013 de http://adonishrbg.wordpress.com/2012/05/07/influencia-de-la-ilustracion-en-los-antecedentes-del-pensamiento-educativo-latinoamericano/
Rojas, C. (sf) Luces, virtudes y conciencia. APSE. Recuperado el 21 de junio de 2013 para     www.apse.or.cr/webapse/pedago/enint/osorio03.doc

El positivismo cientificista y su influencia en la educación Latinoamericana

El positivismo del S. XIX alcanzó llega a su cumbre con las ideas de Augusto Comte (1760-1857) quien creía que la justicia y equilibrio de la estructura social se podía alcanzar mediante el desarrollo de conocimientos clarificados con el método científico. En la ideología positivista se concebía el progreso como el dominio de la naturaleza, la capacidad humana como algo ilimitado, y la razón como el único medio para alcanzar bienestar y felicidad.

Comte (citado por Astigueta, s.f., en la Confederación Académica, Nipona, Española y Latinoamericana, p.10), dividió los saberes en seis ciencias: “las matemáticas, la astronomía, la química, la biología, la sociología y la psicología”; la última era parte de la biología. Estas ciencias eran el resultado del desarrollo de las explicaciones que los seres humanos habían dado a lo largo de la historia a su existencia en tres estadios diferentes:
El teológico
El metafísico
El científico
Explicaciones teológicas, deidades y fantasías
Elaboración racional que recurre a entidades conceptuales que se suponen presentes en la naturaleza
Explicaciones empíricas, experimentales y por la constatación de hechos que sirven para construir leyes sobre el funcionamiento de la naturaleza. Método inductivo de investigación: la fuente del conocimiento está en el mundo físico.
Uno de los cambios interesantes en la visión del mundo, fue la posibilidad de analizar al ser humano y su convivencia social de la misma manera que se analizaba a la naturaleza; la sociedad pasó a ser el objeto de estudio pasando de una visión teocéntrica a una antropocéntrica.
Según la Confederación Académica, Nipona, Española y Latinoamericana (Astigueta, s.f.) Herbert Spencer (1820-1903) tuvo una gran influencia en el positivismo latinoamericano. Gracias a él se pasó de las ciencias madres a las especializaciones o ciencias particulares. Los países también debían ser organizados en estructuras más delimitadas; según las leyes de la evolución, era necesario que los países se integraran y se diferenciaran para así garantizar el orden y la libertad; bajo estos supuestos se implantaron diversas tiranías. Por ejemplo, en México, Justo Sierra (1848-1912) impulsó el movimiento de los científicos que sostenían la dictadura de Porfirio Díaz.
Dentro de los representantes positivistas de Latinoamérica se menciona a Gabino Barreda (1818-1881), quien impulsó reformas educativas importantes en México, mientras que  Sarmiento las impulsaba en Argentina, Rafael Nuñez (1823-1894) en Colombia y Pedro Varela (1845-1879) en Uruguay. (Astigueta, s.f.)
En el auge de las ciencias se habló de “darwinismo social”, es decir, la aplicación de los conceptos de la evolución natural de Darwin a las interacciones sociales del ser humano y, en función del progreso, se desarrolló el liberalismo radical en las escuelas, la separación de la educación y las ciencias de la iglesia.
El progreso, la competitividad y la industrialización fueron concebidas como el modelo de una sociedad perfecta; Estados Unidos y Europa se constituyeron en modelos a seguir para pasar de la “barbarie” a la “civilización”. Si bien, al hablar de barbarie se hacía referencia a la herencia indígena; también hubo pensadores como José María Luis Mora (citado por Chamorro, 2004, p.332) que hablaron de una barbarie española de esclavitud y de la necesidad de hacer una revolución de mentalidades y olvidar los orígenes serviles de los mestizos. De hecho, el positivismo fue la plataforma de superación de la anarquía, las guerras y el desorden que habían quedado después de la independencia en una época de oscurantismo y luchas de poder.
 Esta visión cientificista del ser humano—en  la que se tomó a sí mismo como objeto de estudio y se analizó fuera de su contexto— afectó, sin embargo, la visión educativa, gestando la idea de estudiante industrializado, y desnaturalizado y valorado por su capacidad productiva. Chamorro (2004, p.337), lo expresa con las siguientes palabras “existen al interior de la sociedad humana, la noción de alta cultura, media cultura y baja cultura”.  De hecho, la educación positivista discriminó desde sus inicios al indígena, considerando al "blanco" europeo como superior y punto de referencia.
 En otras palabras, nuestra educación latinoamericana siempre ha estado impregnada de una marcada diferenciación de clases, y los sistemas educativos se han desarrollado en función de las luchas de poder y las estructuras sociales que nos separan. Han sido muchos los esfuerzos posteriores, de reestructuración curricular, que se han tenido que hacer para lograr ambientes educativos inclusivos, heterogéneos y tolerantes. Aun hoy, nuestros niños van a las aulas separados en colegios públicos y privados y gozan de mayores privilegios y oportunidades los que más recursos tienen.
 A pesar de las críticas de Chamorro, bien fundamentadas y necesarias para evaluar nuestros procesos educativos con respecto a la reproducción de una educación sesgada por las luchas de poder,  herencia de  la barbarie de los colonos españoles; también se rescata el mérito de todo el esfuerzo de los positivistas por transformar nuestra realidad y generar oportunidades y acceso educativo para todos, en respuesta a un contexto de caos y luchas militares.
Gracias a estos esfuerzos, se abrieron escuelas en gran parte de Latinoamérica, se crearon y desarrollaron las escuelas normales, se contrataron maestros capacitados y, cuando no, se procuró su capacitación. Venezuela, México, Argentina, Colombia, Chile, entre otros, lucharon por desarrollar una educación laica, gratuita, obligatoria y para ambos sexos; libre de controles que privilegiaran el aprendizaje de ciertas clases socioeconómicas en detrimento de las otras.

Bibliografía
Chamorro, G. (2004). Reflexiones sobre el Positivismo en América Latina (México-Argentina S.XIX). Pork.An. Colombia. Universidad de Cauca.  Recuperado el 18 de junio de 2013 de https://mail-attachment.googleusercontent.com/attachment/u/0/?ui=2&ik=de53dca58e&view=att&th=13f64acce32f1515&attid=0.1&disp=inline&realattid=f_hi6siz7q0&safe=1&zw&saduie=AG9B_P97f3umg8SRppPe6RoDKYIr&sadet=1371853797535&sads=KlfZYYLOWeLXsqhsSmWR__6DNss

Astigueta, B. (s.f.) El espiritualismo latinoamericano y su perfil profético frente a la globalización. España: Confederación Académica, Nipona, Española y Latinoamericana. Recuperado de http://www.canela.org.es/cuadernoscanela/canelapdf/cc17astigueta.pdf